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  • Kenneth Park

Familia



Nos conocimos hace unos años, después de que naciera su hija. La niña tenía una cita en Richmond. Nos encontramos, y después de que se acomodaron en el auto y salí a la carretera, mamá comenzó a hablar. La niña no es su única hija. Tiene otra hija que dejaron allá, bajo el cuidado alternado de ambas abuelas.

En tanto nos acercábamos a Richmond, la historia seguía. Su suegra parece estar empeñada en volver a la niña contra su madre. Tenía tres años cuando salieron, y ahora tiene ocho. Se mantienen en contacto, y, gracias a la tecnología moderna, ocasionalmente tienen videochats, pero la suegra ha puesto en la cabeza de la niña que su madre la abandonó.

Eso provocó el último video chat. Mamá intentaba explicarle a su hija que, de hecho, no la abandonaron. Si lo hubieran hecho, no le estarían enviando dinero para su cuidado, comida y gastos. No estarían enviando dinero para terminar de construir una simple casita en un terreno que pudieron comprar un par de años después de su llegada. No enviarían dinero para permitir que los abuelos descansaran en su vejez, en lugar de trabajar hasta que enfermaran y fuesen incapaces de continuar trabajando.

Papá conoce a su madre. Él sabe cómo es ella. Trata de apoyar a su esposa, pero se complica no solo por la dinámica familiar, sino que también por la distancia y el tiempo. Tampoco ha visto a su madre ni a su familia extendida en estos cinco años. Su padre vive aquí con él y su familia, lo que conlleva sus propias complicaciones.

Mamá no tiene una buena relación con su padre, quien a su vez tuvo una niñez horrible, y hablamos sobre las infancias difíciles y cómo estas pueden afectar nuestra capacidad de interactuar con nuestras familias como adultos, incluso nuestra capacidad de ser padres.

Y luego está su abuela. Se enteró hace un par de semanas que estaba enferma, que estaba tan crítica, de hecho, que los médicos simplemente le recomendaron a la familia que se reunieran y esperaran lo inevitable. La abuela la crió. Ella era más como una madre que una abuela para ella. Su esposo (el abuelo) falleció unos meses antes de llegar a los Estados Unidos. Su último ruego (para su nieta) fue que no dejara sola a su abuela.

Pero la única opción viable que tenían para poder salir adelante, tanto ellos como sus familias, era de venir aquí, y así lo hicieron.

Ella carga esa culpa de una manera que no puedo entender. Lleva el peso de sus problemas con su suegra, su hija mayor, y su papá de una manera que es imposible para mí poderme identificar.

Ya quiere regresar a casa.

Solo puedo ofrecerle el escucharla, y una palabra comprensiva y alentadora de vez en cuando.

Me parece lo menos que puedo hacer.


Kenny Park


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