Gaby me envió un mensaje preguntando si estaría dispuesto a llevarla al Consulado de México en Washington DC por lo que ella y su marido necesitaban renovar sus pasaportes. Después de consultar mi calendario, le dije que con gusto lo haría.
Hay una cosa que la distingue en mi mente, Ella es del Distrito Federal de México - el equivalente a nuestro Distrito de Columbia, pero no es eso lo que la distingue. Terminó la preparatoria y algo mas. A pesar de que es relativamente poco frecuente entre las personas con las que trabajamos, pero no es la única. Lo que la distingue es su forma de llevarse - o su modo de ser, debería decir. Segura de sí misma, nos habla de la forma que preferimos – como amigos.
Estoy acostumbrado a que se me digan "Don" Kenny, o "Padre" Kenny, o simplemente "Padre". Agradezco la intención y el respeto con el que se usa, pero la etiqueta quema un poco en estos oídos bautistas.
Gaby no me llama por cualquiera de esos títulos. Para ella, sólo soy 'Kenny'. Puede que no parezca mucho, pero es suficientemente importante en mi mente para darme una sensación de alivio cuando hablo con ella y le oigo llamarme simplemente ‘Kenny’. Pensándolo, creo que lo que he llegado a entender acerca de la dinámica subyacente de lo que eso habla es que el sentido de la igualdad - que yo - que nosotros - tratamos de comunicar en el trabajo del ministerio es, esencialmente, lo que Pablo toca en su carta a los Gálatas - acerca de que no hay ni Judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer - que en Cristo todos somos hermanos y hermanas en igualdad de condiciones.
Una y otra vez, si alguien me pide que interceda en oración por ellos, y en el curso de la conversación, la razón dada es de que "seguro Dios escucha SUS oraciones", esa separación que ocurre cuando alguien se dice a si mismo que Dios no escucha sus oraciones, por lo que deben ir en busca de alguien a quien Dios SI va a escuchar, es para mi una cosa muy triste. Me dice que su percepción de Dios es de un Dios que mide el valor de uno por una medida que no proviene del amor abnegado, sacrificado que Dios se reveló ser en la persona de Jesucristo.
Cuando Gaby me habla y me dice 'Kenny', o llama a Leslie, 'Leslie', hay una comprensión que ese impulso igualitario del Evangelio está en evidencia. Soy consciente de que, en su mayor parte, los títulos que usan conmigo son más señales de respeto, pero en un número importante - tal vez la mayoría de los casos, es más, y es más profundo, que simple respeto - que habla de una idea de que nuestros roles son diferentes, por lo que hacemos - que porque soy un ministro y un pastor tengo una línea directa con Dios.
Muchas de las personas que vienen a nuestros encuentros - que son el núcleo de la congregación, por así decirlo, han empezado a comprender que la realidad es lo contrario. En parte debido a que Leslie y yo no pretendemos ser algo que no somos. Compartimos con ellos nuestras propias luchas: nuestras dificultades y desafíos en la crianza de nuestros hijos, de poner alimentos en la mesa, de llegar al fin del mes antes de que se acabe el dinero, y de mantener una familia. Nos han observado sufrir pérdidas y pasar momentos difíciles, tratar con problemas de salud y cosas de la vida que se le presentan a cualquiera. Y nosotros hemos estado allí al lado de ellos cuando han pasado por experiencias similares; para orar juntos pidiendo fuerza y valor, paz y consuelo en lo que sea.
En fin, llegamos a una realidad que debiera ser obvia: somos iguales. En nuestros sueños, anhelos, desafíos y en lo más importante: en nuestras mentes y corazones.
Kenny Park
Yorumlar