Agosto 2016
Salario mínimo. En algunos casos, menos. En aquellos casos en que sea más, no es MUCHO más. Familias luchan para sobrevivir. Para pagar la renta, la factura de electricidad, el seguro del automóvil, para comprar tarjetas de teléfono para que puedan llamar a sus familias en sus países, ropa, alimentos, medicinas.
Y cada agosto, las familias que tienen niños en edad escolar se enfrentan a lo mismo que los demás: alistar a sus hijos para volver a la escuela. Nuevos zapatos, ropa, probablemente una nueva chaqueta o abrigo, y útiles escolares. Bolígrafos, lápices, papel, cuadernos, carpetas, mochilas, borradores, marcadores, pegamento, cuadernos de composición, reglas, tarjetas de índice, etc. Las listas pueden ser largas. El gasto, si tiene varios hijos, puede complicar el presupuesto para el mes.
No recuerdo quién fue el que nos hizo un comentario dentro del primer año de habernos mudado aquí, pero se hizo alusión a la necesidad que estaba presente. Y si bien hay múltiples organizaciones y iniciativas y eventos que tienen el mismo enfoque (de recolección y distribución de útiles escolar a familias necesitadas), la noticia no siempre logra comunicarse en toda la comunidad latina.
Cuando empezamos a recolectar útiles escolares, pedíamos a la gente a recopilar una lista predeterminada en una mochila nueva y traérnosla (o nosotros íbamos y las recogíamos). En tanto estábamos recibiendo las mochilas donadas ese primer verano, nos preguntamos cómo vamos a encontrar gente para dárselas. Coincidió ser la misma semana de la Feria del Condado de Richmond en Warsaw, y fuimos con nuestros niños esa noche. A medida que paseábamos, empezamos a toparnos con familias con hijos, y nos dimos cuenta de que esta era la oportunidad perfecta para dar las mochilas. Volví a casa, corrí al sótano, saqué unas 25 ó 30 mochilas, y regresé a la feria (donde antes se llevaba a cabo - junto a los campos de béisbol de la liga juveníl). Luego empezamos a recorrer la multitud, en busca de rostros latinos, y preguntando si necesitaban útiles escolares y una mochila. Si respondían que sí, los invitaba a que me acompañaran al coche, y les daba a escoger una mochila. En el transcurso de los días de feria y de la semana siguiente, entregamos más de 80 mochilas.
La generosidad de las congregaciones que nos apoyan en este ministerio ha sido siempre abrumadora. Pero las realidades económicas han afectado a las congregaciones generosas al igual que las familias de todo el mundo. Distribuimos lo que recibimos. Este año parece que va a ser un año algo escaso, pero todavía repartiremos lo que recibamos.
Después de todo, a esto hemos sido llamados. A dar un poco de ayuda.
Kenny Park
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